Por David Arengas
La polémica sobre el estado del terreno de juego del Estadio Nemesio Camacho El Campín vuelve a encenderse en Bogotá. Tras el reciente concierto del reconocido cantante colombiano Maluma, imágenes que circulan en redes sociales evidencian un notable deterioro de la gramilla, generando la indignación de aficionados y jugadores. La situación ha llegado a tal punto que se señala directamente a la empresa administradora del estadio, Sencia, por priorizar eventos masivos sobre el cuidado de la cancha, con consecuencias directas en el rendimiento de los equipos locales e incluso provocando lesiones como la sufrida por Dewar Victoria de Millonarios.
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Los recientes encuentros de Millonarios contra Deportivo Pereira y de Independiente Santa Fe frente a Junior FC dejaron al descubierto el precario estado del césped del Campín. Las cámaras captaron claramente daños visibles, especialmente en la zona central del campo, precisamente donde se instaló el imponente escenario para el espectáculo musical de Maluma, que congregó a cerca de 40.000 personas.
A pesar de los trabajos de recuperación que se hayan podido realizar, las fotografías y los videos no dejan lugar a dudas: la gramilla presenta baches, calvas y zonas claramente afectadas. Este deterioro no solo dificulta el normal desarrollo de los partidos, sino que también se señala como un factor determinante en la desafortunada lesión de Dewar Victoria, el joven jugador de Millonarios que sufrió un problema muscular durante una jugada en una de las áreas más dañadas del campo.
La lesión de Victoria ha reavivado la histórica controversia sobre la idoneidad de utilizar escenarios deportivos de alto rendimiento para eventos culturales masivos. Los aficionados, a través de las redes sociales, no han dudado en señalar a la empresa Sencia, encargada de la administración del Campín, como la principal responsable del deterioro de la grama. La acusan de priorizar la rentabilidad de los conciertos por encima del mantenimiento adecuado del terreno de juego, afectando directamente la calidad del fútbol profesional en la capital.
La indignación de los hinchas es palpable y pone de manifiesto la necesidad de un debate serio sobre la gestión de El Campín y la prioridad que se le debe dar al fútbol profesional, considerando los perjuicios deportivos y las lesiones que el mal estado de la grama puede ocasionar. La polémica está lejos de terminar y la presión sobre Sencia para que garantice un terreno de juego digno para los equipos de la capital no hará más que aumentar.
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