Por Marco Gómez
Las remontadas de la Selección Colombia de Néstor Lorenzo divagan entre ser una virtud o ser un defecto. El combinado nacional acaba de empatar en la mañana de este viernes por 2-2 con el seleccionado de Corea del Sur, luego de irse en desventaja de dos tantos al término del primero tiempo con anotaciones de Son Heung-Min.
Para la etapa complementaria, el estratega argentino no realizó cambios de titulares por suplentes, a pesar de que el funcionamiento de su equipo había sido muy pobre, pues se vio superado en casi todo momento por la intensidad que los asiáticos le imprimieron a su juego, teniendo a la presión como principal arma para hacer daño.
Sin embargo, sí hubo un cambio posicional para el inicio del segundo tiempo. James Rodríguez, quien actuó como capitán, inició jugando el compromiso como un enganche y Jorge Carrascal estaba tirado con el perfil cambiado por la banda izquierda. Para los 45 finales, Lorenzo invirtió este orden.
El movimiento estratégico daría resultado inmediatamente, ya que, a los 46 minutos, el 10 de la Selección ingresó centralizado al área y marcó el primero para la ‘Tricolor’. Tres minutos más tarde, sería Carrascal el que pisaría las inmediaciones del portero asiático y pondría el 2-2 definitivo en el marcador.
Los goles colombianos seguramente llegan como resultado de este movimiento de piezas. Pero, no deja de llamar la atención que la reacción haya llegado de forma inmediata y da para pensar que es algo más psicológico o mental que futbolístico. No es la primera vez que esto sucede. El pasado 27 de septiembre del 2022 Colombia le remontó un partido a México tras irse al camerino perdiendo por dos goles, solo que en aquella ocasión sí hubo cambios en la formación que surgieron efecto.
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