Por David Arengas
El fútbol femenino de Colombia ha unido fuerzas para responder con contundencia a las polémicas y consideradas "misóginas" declaraciones de Eduardo Dávila, máximo accionista del Unión Magdalena. Sus afirmaciones, en las que aseguró que el fútbol "no es un deporte para la mujer" y que mientras él esté al mando, el club no tendrá equipo femenino, han desatado una ola de indignación en jugadoras, directivos y aficionados.
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En la entrevista que encendió la controversia, Dávila fue categórico: “Yo no estoy de acuerdo con el fútbol femenino, ese no es un deporte para la mujer, que vayan a jugar tenis, voleibol o dominó, pero fútbol no”. Estas palabras, pronunciadas con aparente convicción, fueron rápidamente repudiadas por figuras importantes del balompié femenino colombiano.
La DIMAYOR no tardó en emitir un comunicado oficial en el que, sin mencionar directamente a Dávila, reafirmó su "compromiso con el crecimiento, desarrollo y fortalecimiento del fútbol femenino en el país". Destacó la presente edición de la Liga Femenina como la "más extensa de la historia" con la participación de 16 equipos, el mayor número registrado hasta la fecha, marcando una clara distancia con la postura del directivo del Unión Magdalena.
Las voces de las jugadoras tampoco se hicieron esperar. Catalina Usme, máxima goleadora histórica de la Selección Colombia Femenina, respondió con elegancia pero firmeza: “Sería poco prudente culpar a quienes siguen atrapados en 1950 sin entender que las mujeres llenamos estadios demostrando que el talento no necesita permiso para pisar la cancha. Ni el fútbol ni el deporte femenino necesita validación de quienes aún no comprenden que el talento y la pasión no tienen género”.
Por su parte, la experimentada arquera Vanessa Córdoba ofreció una reflexión profunda sobre la necesidad de evolución y el rol de los hombres en la lucha contra este tipo de actitudes: “El mundo avanza... pero no todos tienen la capacidad para evolucionar al mismo ritmo de él. Si todos somos responsables de lo que creemos. Pero nuestras ideas no nacen solas: la forma, la cultura, el contexto... y mientras más años pasan, más difícil es cuestionarlas. Aun así, se puede y se debe. Y ojo: este tipo de actitudes solo cambian si los hombres también las confrontan. No se rompe solo con resistencia: se rompe desde la misma manada”.
La contundente reacción del fútbol femenino colombiano, respaldada por la DIMAYOR, deja en evidencia el rechazo unánime a las declaraciones de Eduardo Dávila, consideradas anacrónicas y discriminatorias en un momento en que el fútbol femenino vive un crecimiento exponencial y demuestra su talento y pasión en cada cancha.
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